Paloma. Aquí desde 1995, porque alguien quiso dejarme ver el mundo un par de meses antes de lo debido, gracias a ti, por no privarme de conocer esos 60 días de más.

Vivo en Madrid, y en otros muchos sitios al mismo tiempo. No creo pertenecer a un lugar concreto, dudo que lograra calificar como "hogar" a una sola cosa, sitio o persona, prefiero hacerlas mías todas sin sentirme egoísta por ello, dejando mi granito de arena en cada una.

Estudio diseño y publicidad, por ahora, quizá emigre o quizá no. No suelo tener nada claro pero si hay algo seguro es que rodearme de esto me hace feliz.
Tengo un doble fondo, pienso que siempre es bueno guardarse algo, sin prestárselo al resto y el único modo de dejarlo entrever es con aquello que haces sintiéndote feliz. En mi caso, tratar de despertar la creatividad que se esconde en un hueco de mi cerebro, lo consigue. Me gusta todo demasiado como para elegir un solo "algo" a lo que dedicar mi vida. Veremos.

Soy indecisa, soy impaciente e intranquila. No me gustan las personas excesivamente simpáticas que te hacen sentir estúpida o merecedora de compasión. Sincera sí, pero demasiado también. Una estantería rota, llena de desorden. Todo guardado, pero nada en su sitio. Me repetiría mil veces que las circunstancias dependen de cómo tú las quieras ver, y no me cansaría. Adoro la naturaleza, si no fuera porque no soy en absoluto independiente a la hora de sobrevivir, me pasaría en ella la vida entera. Los animales, los calcetines, los cactus, los muebles, comer, dormir, mirar y ver; hasta con lupa. Cerrar los ojos, cosquillas en la espalda, pintar, escuchar, las tiendas de segunda mano, abrir la venta, cerrar la puerta cuando todo está en silencio y la música antigua.

¿Y qué odio? Odiar poco, pero mucho me pone nerviosa. Soy fácilmente irritable, tremendo defecto aunque inevitable también. Heredado de mi madre, algo que lo hace menos malo y más bueno. La basura, los niños en manada, las rayas y los cuadros escoceses. El color lila y todo lo que tenga que ver con princesas y purpurina, las bombillas de luz amarilla y el gotelé.

Cambiaría mi habitación todos los días, pero no puedo, la casa no la pago yo.

Este es mi blog y una parte del interior de mi cerebro. Bienvenido.